Con motivo de la pandemia producida por el virus SARS-CoV 19, todo el mundo se paralizó y las complicaciones que de por sí ya existían en la enseñanza, comenzaron a ser más evidentes y preocupantes. A pesar de que se hicieron esfuerzos para que la educación continuara a la distancia, la posibilidad de seguir de esta manera los estudios en México fue limitada (Schmelkes del Valle, 2021). Sumado a las necesidades que presentan los estudiantes de educación básica, la falta de interacción social con los iguales, y con ello la oportunidad de tener intercambios orales, afectó de manera severa la competencia lingüística del lenguaje oral, que comienza a desarrollarse en preescolar (Uribe-Hincapié, Montoya-Marín y García-Castro, 2019).
Este artículo tiene el objetivo de dar a conocer la importancia del vocabulario y la lectura de libros en la educación preescolar, con la intención de mostrar al lector uno de los beneficios más importantes para instruir a los niños en la educación escolarizada y formal.
En el nivel educativo de preescolar se comienza con la construcción de saberes de manera formal, en la interacción con sus iguales y las figuras de autoridad, que son adultos que no pertenecen a su núcleo familiar, las niñas y niños se enfrentan a nuevas experiencias que requieren poner en prácticas sus competencias comunicativas por ejemplo, las de escuchar y hablar, para que de manera progresiva logren leer y escribir desde sus posibilidades.
Sin embargo, cuando se escucha el diálogo de un niño o una niña de esta edad, la estructuras de sus oraciones, la forma de comunicar sus pensamientos, deseos y conocimientos no siempre es clara para el receptor, por lo tanto atender a las necesidades de esta población se vuelve un poco compleja, pero entonces ¿Qué se puede hacer para apoyar a las niñas y niños en edad preescolar a mejorar su competencia oral?
Al tomar en cuenta los saberes previos, se reconoce que todo lo aprendido a esta edad comienza en casa y que el desarrollo del lenguaje es una de las capacidades lingüísticas que tienen mucha importancia en la edad infantil, sobre todo en la adquisición del vocabulario ya que permite conocer y aprender del mundo que les rodea y logran comunicarse.
Al interior de las aulas cada uno de los preescolares proviene de diferentes contextos familiares, por lo que es necesario reconocer que las oportunidades de aprendizaje del vocabulario son variadas, y de acuerdo con Pollard-Durodolla (2016) hay tres factores que pueden contribuir o mermar este aprendizaje:
- El primero se basa en la situación socioeconómica de los niños y las niñas, entendido como el ingreso económico familiar, el nivel educativo y la ocupación que tienen los padres; pues ellos son la primera fuente de información y contacto con el mundo.
- El segundo consiste en los conocimiento iniciales, que se refiere a los saberes previos que los niños ya poseen cuando ingresan a preescolar, qué es lo que han aprendido en casa en la interacción con los miembros de su familia.
- Y por último, las experiencias lingüísticas que han tenido en el hogar, cómo es la calidad de conversaciones entre los adultos y los niños, cuál es el tiempo destinado para aclarar dudas, pensar sí el vocabulario que manejan los adultos es adecuado a la edad de los menores.
Como se refleja en estos tres factores, el desempeño del adulto va más allá de solo proveer alimentos y brindar atención afectiva, requiere la conciencia del adulto para desarrollar conocimientos que ayuden a los menores a comprender el mundo que les rodea y configurar su pensamiento, al dar significado a las cosas que ven, escuchan, comen o sienten.
En razón de eso, es que se requiere dar el reconocimiento y el valor que tiene la educación preescolar, porque si bien la función de los padres es de gran importancia, la presencia de la escuela en la vida del infante es fundamental. En las escuelas preescolares se enseña y se aprende de diferentes maneras, por ejemplo: a través del juego, en interacción con los otros, explorando, preguntando, trabajando de manera colaborativa, experimentando, cantando, en movimiento y sobre todo la posibilidad de conocer otros mundos y formas de vida que expanden la imaginación por medio de la lectura de libros compartida.
Si bien es cierto que a esta tierna edad la lectura no se basa en la decodificación de letras y símbolos por parte de los estudiantes, es importante empezar a potenciar las capacidades cognitivas de comprensión y reflexión, así como también favorecer el desarrollo de la identidad, las emociones, actitudes hacia el gusto por leer (SEP, 2022) y sobre todo, ampliar el vocabulario al otorgar un significado a lo que se va aprendiendo.
En palabras de Pollard-Durodolla et al. (2016), el vocabulario brinda la capacidad de discutir nuevos contenidos, y aunque los contenidos educativos no siempre son explícitos al fomentar la lectura de libros en las aulas, la pregunta a plantear es: ¿Cómo las docentes y los docentes pueden ampliar el vocabulario? Pues bien, decodificar el texto narrativo a los receptores no es suficiente, es necesario brindar oportunidades intencionadas para desarrollar el vocabulario.
Citando a Cabell et al. (2007), la alfabetización se manifiesta de dos maneras, a partir de potenciar las habilidades que tienen los niños de adentro hacia afuera lo cual consiste en descubrir los códigos que han formado los estudiantes desde el hogar, las percepciones que tienen a partir de sus saberes previos y el grado de maduración en que se encuentra su conciencia fonológica; entendiendo a este último aspecto como el progreso que tienen en la identificación de palabras, sílabas, identificar la letra con que inicia una palabra, la rima en el texto y los fonemas.
Por otro lado, la habilidad de fuera hacia adentro se refiere a la comprensión o el esfuerzo cognitivo de dar significado a las nuevas palabras, es decir, lo que es posible potenciar desde las aulas con la lectura de libros. Esto se puede lograr al realizar intercambios prologados de diálogo entre los preescolares y el adulto, pero con intención pedagógica; para esto se requiere tener previamente el acervo literario a utilizar, identificar el vocabulario que se pretende enseñar, brindar un andamiaje que permita a los niños y a las niñas relacionar las nuevas palabras con alguna experiencia vivida y sobre todo que se apoye con la ilustración de un libro.
También hay otras características que son importantes enseñar a los niños durante el momento de la lectura, por ejemplo: el hecho de reconocer al autor, el título del libro, a qué género literario pertenece, si es un cuento o un libro informativo, así como diferenciar la utilidad que tiene cada uno. Cuando la docente apoya la narración del texto con diferentes tonos y volumen, voces e incluso gesticulaciones, logra captar y mantener la atención de los preescolares (Nagy, 1988).
Por lo tanto, es necesario entender que la lectura de libros en preescolar no sólo favorece capacidades de comprensión, socialización, imaginación y acercamiento a la lectura y escritura convencional; sino que va muy relacionada con el desarrollo del vocabulario. Con oportunidades intencionadas de desarrollar el vocabulario a través de la lectura de libros compartida, los estudiantes podrán aprender nuevas palabras, conocer su significado, usarlas en diferentes contextos y oportunidades, mejorar la estructura de sus oraciones y emitir con mayor claridad sus necesidades; habilidades que les permitirán establecer vínculos sintáctico entre las palabras (Robinson, 2000).
El hacer y el actuar en la enseñanza de la educación preescolar a través de implementar la lectura de libros de manera intencionada para desarrollar el vocabulario, así como un entrenamiento personalizado y sistemático por parte de la docente, brinda oportunidades al interactuar con los libros y puede reducir la brecha de desigualdad en las competencias orales que tienen los alumnos con vocabulario limitado con respecto de sus compañeros, preparándolos para el desarrollo de las habilidades instrumentales como son la lectura y la escritura.
Referencias
Cabell, S., Vukelich, C., Buell, M. y Han, M. (2007). Strategic and Intentional Shared Storybook Reading. In L.M. Justice, C. Vukelich (eds,), Achieving excellence in preschool literacy instruction (pp. 198-220). The Guildford Press. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/271198290
Nagy, W. E. (1988). Teaching vocabulary to improve reading comprehension. International Reading Association. Disponible en: https://files.eric.ed.gov/fulltext/ED298471.pdf
Pollard-Durodola, S., Gonzalez, J., Saenz, L., Soares, D., Resendez, N., Kwok, O., Davis, H y Zhu, L. (2016). The effects of content-related shared book reading on the language development of preschool dual language learners. Early Childhood Research Quarterly, 36 (3), 106-121. http://dx.doi.org/10.1016/j.ecresq.2015.12.004
Robinson, P. J. (2000). The teaching and learning of vocabulary: with special reference to bilingual pupils. EdD thesis The Open University. : http://dx.doi.org/doi:10.21954/ou.ro.00004a2b
Schmelkes del Valle, S. (2021). Pandemia y educación. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 51 (ESPECIAL), 7–12.
https://doi.org/10.48102/rlee.2021.51.ESPECIAL.477
Secretaría de Educación Pública [SEP] (2022). Plan de Estudio de Educación Preescolar, Primaria y Secundaria 2022. México.
Uribe-Hincapié, R., Montoya-Marín, J. y García-Castro, J. (2019). Oralidad: fundamento de la didáctica y la evaluación del lenguaje. Educación y Educadores, 22(3), 469–486. https://doi.org/10.5294/edu.2019.22.3.7
Iridea Ailed Ramos Laureano: Licencia en Educación Preescolar y estudiante de la Maestría en Atención a la Diversidad y Educación Inclusiva de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en México. Este post fue escrito durante una movilidad en la facultad de Psicología de la Universidad de la Laguna en Tenerife, España, con apoyo del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) y el Consorcio de Universidades Mexicanas (CUMex) y la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP).