¿Qué es un mito?
El mito es un relato o cuento que se usa de forma alegórica para explicar algún aspecto de la vida a nivel existencial y/o social con el fin de dar respuesta a algún aspecto de la realidad humana. Los mitos NO son prejuicios, ya que nacen como forma de cohesión de la comunidad, sin embargo, se pueden transformar en prejuicios cuando se desvirtúa su esencia, y esto ocurre cuando se transforman de relatos en estereotipos.
Los estereotipos son esquemas cognitivos que generan creencias compartidas sobre un grupo y sirven como ahorro de energía para explicar la realidad social. Siguiendo a Pintado (2005), los estereotipos son un conjunto de ideas que permiten caracterizar el comportamiento de las personas que componen una determinada categoría (en este caso, las altas capacidades), subrayando aquellos aspectos que distinguen una categoría de otra.
Antes de analizar los diferentes mitos sobre las altas capacidades (AACC) y proponer estrategias para su corrección y/o eliminación (a esto dedicaremos diferentes entradas en este mismo blog, organizadas por categorías) nos detendremos a exponer el peligro que supone mantener vivas estas creencias estereotipadas. Del mismo modo, analizaremos cuáles son los principales factores propulsores, así como aquellos que contribuyen a su mantenimiento.
Considerando que el constructo que conformaría a las altas capacidades es todavía el foco de un intenso debate académico, no es de extrañar que al no tener una uniformidad conceptual, surjan ideas erróneas al respecto. Además, la valoración inicial (preferimos no hablar de diagnóstico por su connotación negativa) de alta capacidad, frecuentemente genera una alarma social en las familias, alarma que se ve mayoritariamente reforzada por los estereotipos mantenidos por el mismo profesorado. Finalmente, si tenemos en cuenta el papel de los medios de comunicación en la difusión de una conceptualización errónea sobre las AACC, no resulta difícil entender porque a pesar de la gran cantidad de investigaciones que demuestran que estas concepciones son erróneas, seguimos luchando para que estereotipos, conceptos y mitos desaparezcan de la cultura popular.
Acabamos de ver, en líneas generales, cuáles son los factores principales que siguen promoviendo estas creencias y que ayudan a mantenerlas. Ahora procederemos a analizarlos más en detalle y a descubrir qué peligros podrían acarrear.
Si buscamos la definición de ALTAS CAPACIDADES en Internet, encontramos lo siguiente:
«Se habla de Altas Capacidades Intelectuales cuando una persona destaca de forma sobresaliente sobre la media de la población». «También se habla de Altas Capacidades cuando un alumno destaca de forma sobresaliente en una determinada área porque tiene un talento especial».
Ahora intentamos buscar la palabra SUPERDOTADO/A.
- [persona] Que tiene cualidades intelectuales muy superiores a lo normal.
- «se puede hablar de un niño superdotado si da en los test que posee un coeficiente intelectual de más de 130».
¿Por qué en lugar de empezar con una definición académica comparto información que cualquiera puede encontrar en la red?
Fundamentalmente por dos razones: por un lado, porque hoy en día todos recurrimos a un buscador prácticamente para cualquier cosa, por lo tanto, mejor empezar por la información que cualquier lego encontraría por sí mismo; por otro lado, porque en el ámbito científico todavía hay un gran desacuerdo conceptual al respecto, como ya adelantamos, antes, pero sobre este punto volveremos más adelante.
¿Qué pasa si estos mismos conceptos los buscamos como imágenes?
Cualquier persona ajena a esta realidad, y que se encuentre con estos resultados, primero tendrá dificultad a entender las diferencias entre superdotados y altas capacidades, segundo se formará una idea errónea sobre su posible significado y sobre todo sobre los niños y niñas a los que se suelen aplicar dichos constructos. Si nos fijamos, la mayoría de las fotos nos enseñan niños/as detrás de una pizarra rellena, posiblemente, de fórmulas matemáticas, y unos/as cuantos/as con gafas. No obstante, la realidad es otra cosa.
No entraremos en el debate de que alrededor de un 34% de la infancia usa lentillas o gafas, puesto que esto no es el lugar, pero sí vamos a señalar que no todas las altas capacidades tienen talentos matemáticos, por lo tanto, estas imágenes no ofrecen un acercamiento real al concepto de superdotación ni de alta capacidad, sino que una vez más sesgan la apreciación de estos niños y niñas, con consecuencias a veces graves dependiendo del contexto y entorno social en las que ocurren. En este caso, en concreto, se favorece la generación de lo que se conoce como sesgo de disponibilidad, es decir, la imagen o información buscada será la que más fácilmente tendremos presente en nuestra memoria y que por tanto nos influirá en nuestras decisiones y en la creación de estereotipos.
Pero ¿por qué buscamos superdotados si estamos hablando en todo momento de altas capacidades? El idioma madre en la literatura científicas es el inglés y éste utiliza la expresión giftedness para hablar de superdotación. Al traspasar la terminología inglesa al castellano nos encontramos que los gifted children, que son niños/as dotados/as, se transforman en superdotados.
Como adelantamos antes, uno de los grande inconveniente a nivel académico, es la falta de consenso para una concretar una terminología concreta, y esto sucede tanto a nivel nacional como internacional. De hecho, en función del modelo de inteligencia subyacente y/o de diferentes procedimientos de detección, nos podemos encontrar con términos diferentes como superdotado, talentoso, precoz, prodigio, genio, cada uno de los cuales tiene diferentes matices y es igualmente valido, dependiendo de lo que estamos midiendo. Una correcta terminología NO es una cuestión baladí, sobre todo si consideramos que no sólo confunde y perpetra ideas erróneas en torno a las altas capacidades, sino que dificulta una correcta y exhaustiva identificación. Actualmente se estima que menos del 0,5% a nivel nacional es identificado, cuando cabría esperar que los porcentajes de detección deberían estar alrededor del 2-3% de la población hasta llegar al 10% dependiendo del tipo de constructo estudiado (si estáis interesado en saber más sobre identificación y detección en AACC, seguir leyendo aquí).
Nosotros siempre hablaremos de altas capacidades, ya que no sólo entendemos la capacidad como el potencial que una persona tiene y sobre el que influirán tantos los factores biológicos, como los contextuales y personales, sino a través de una conceptualización más dinámica e inclusiva. Es muy peligroso usar etiquetas para definir a una persona, que es lo que ocurre con el término superdotado, puesto que condicionará el conocimiento de su verdadera esencia.
Desde la perspectiva de los padres, se recibe la valoración inicial de AACC de sus hijos/as con miedo y preocupación. Miedo a que se les consideren diferentes, y preocupación porque tendrán que enfrentarse a un entorno que no tiene suficiente abertura mental para ver más allá de una etiqueta; a todo esto, se le suma también la incertidumbre sobre cómo brindarle el mejor apoyo, siendo ellos, los primeros en no saber cómo enfrentarse a esta situación. Las preocupaciones de los padres frecuentemente son percibidas por sus hijos/as, por lo que se corre el riesgo de que éstos/as asocien la situación con algo negativo, y hay que evitar que esto pueda ocurrir. No obstante, NO deberían percibir que su “capacidad” es un problema, porque NO lo es. Por otro lado, es importante hacerle participe de lo que ocurre para que comprendan la importancia de su papel en conseguir un buen ajuste en todos los ámbitos de su vida.
En palabas de Tourón y parafraseando a Shakespeare, ser o no ser NO es el problema. Las AACC no se pueden entender como un concepto estático, sino un proceso en continuo cambio, donde por supuesto la educación tiene un papel relevante.
Cuando el resultado de la valoración aterriza en el ámbito educativo, mayoritariamente estos estudiantes se ven particularmente afectados por los estereotipos sociales, tanto por parte del profesorado como de su grupo de iguales.
Las definiciones que leímos antes y con las que nos topamos en internet, a menudo coinciden con las creencias del profesorado respecto a este alumnado. Asociar una alto CI a unas notas alta es un error y un peligro. Tener un gran potencial no es lo mismo que conseguir unos buenos resultados. Las expectativas del profesorado pueden llegar a mermar la motivación de este alumnado y, según Naveiras, (2010) podría producir una respuesta educativa inadecuada, problemas de conducta y rechazo a cualquier sistema normativo de aprendizaje, hasta el punto de que no es raro encontrarse con casos de fracaso escolar.
El fin de la educación, según J. Piaget es «crear personas capaces de hacer cosas nuevas, y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron». Para que esto sea posible, hay que atender el potencial de cada estudiante y adaptar el currículo académico a sus necesidades específicas.
A veces, si bien la identificación ocurre en el mismo ámbito académico, el profesorado no sabe cómo atender a estos estudiantes y sigue cayendo en concepto erróneos, de ahí que es sumamente importante formar al profesorado adecuadamente y dotarle de herramientas. La integración de programas específicos de capacitación, para corregir las representaciones sociales asociadas con las altas capacidades, son sólo un ejemplo de medidas que se pueden llevar a cabo para reducir estereotipos asociados con este alumnado.
¡Quién no recuerda la fantástica interpretación de Russel Crowe, dando vida al premio Nobel en Economía John Forbes Nash, en “Una mente maravillosa”!
Cuando falleció en el 2015, el periódico El Mundo sacó el siguiente titular: “El genio que venció a su mente”. Para quien no haya visto la película y no conozca al personaje, el Profesor Nash fue un brillante matemático que contribuyó a la teoría de los juegos con su concepto conocido como el “equilibrio de Nash” (siguiendo los links podéis encontrar más información al respecto), y además padecía de esquizofrenia paranoide.
A los amantes de Harry Potter, el personaje de Hermione Grainger seguramente le hará pensar en una de estas niñas pedantes y brillantes a la vez.
Una vez más, ¡estereotipos, estereotipos, estereotipos!
Los medios de comunicación nos siguen dando una visión muy distorsionada de las AACC. No todas las AACC son o se convertirán en genios, y tampoco hay una correlación entre inteligencia y locura o inteligencia y cualquier otro tipo de trastorno. Estas son correlaciones ilusorias, es decir que se está asumiendo una correlación entre variables cuando NO la hay. Estas mismas correlaciones están a la base de las supersticiones y del pensamiento mágico.
En líneas generales los sesgos son atajos mentales que, a partir de una pequeña parte de información, nos hacen tomar decisiones (sesgo de anclaje), no siempre muy acertadas; y si bien es cierto que, evolutivamente, nos han ayudado y por esto los mantenemos, también es cierto que a veces son responsables de decisiones fatales.
Siguiendo la recomendación de Cox (2000), se debería asumir una postura más crítica de las representaciones mediáticas. Estos clichés pueden perjudicar las personas con AACC, particularmente a los estudiantes, que como hemos visto se ven afectado también por los estereotipos dentro del ámbito académico.
En las próximas entradas nos centraremos más en detalle sobres los siguientes tipos de mitos:
- Naturaleza de las altas capacidades.
- Relacionados con aspectos físicos y personales.
- Relacionados con el ámbito académico.
- Relacionados con la adaptación personal y social.
Escrito por: Dylan Costantini